Parafernalia menstrual a través de la historia

 

 

Contenido co-creado con Xime, de @Historiadicta

¿Qué objetos han acompañado a las mujeres y personas menstruantes en su menstruación a lo largo de la historia?

El tabú que rodea la menstruación en diversas culturas es de muy larga data por lo que no existe mucha información o registros sobre qué usaban las mujeres o personas menstruantes antes de la invención del plástico. Tanto así que Plinio el Viejo (militar e intelectual romano) 77 A.D publicó en su libro “Historia Natural” que “el contacto con la sangre menstrual avinagraba el vino, dejaba la tierra infértil y mataba colmenas de abejas”.

Por muchos siglos fueron las telas de algodón y también, el libre flujo menstrual, la manera en que se vivió la menstruación alrededor del mundo. Recién en la época Victoriana (siglo XIX) es que se comenzaron a crear más productos relacionados a la intimidad femenina.

Las enfermeras le encuentran un uso alternativo a los vendajes de celulosa que se usaban para detener la sangre de los heridos y comienzan a utilizarlos para absorber la sangre durante su menstruación para poder seguir con sus labores de cuidado. En 1888 se comercializaron las primeras toallas higiénicas por Thomas and William Southhall’s.

En 1956 Mary Kenner creó un cinturón para ayudar a sostener y acomodar la toalla sanitaria (estas aún no eran autoadhesivas). En un inicio, su invento fue rechazado por varias empresas norteamericanas cuando se daban cuenta que Kenner era una mujer negra. Finalmente, este cinturón se inserta en el mercado y se vuelve uno de los instrumentos fundamentales del cuidado menstrual durante el siglo XX (opción más popular entre las mujeres hasta los años 70 en el mundo).

En 1929 el médico Earle Haas inventó el tampón, inspirado por el uso que las enfermeras le estaban dando al algodón para absorber la sangre menstrual y la conversación con una amiga/paciente que le explicó que ella usaba una esponja en la vagina para ahorrarse el lavado de las telas con sangre.

Gertrude Tendrich (mujer) en 1931 le compra la patente a Earle Haas y comienza crear tampones en serio bajo la marca TAMPAX. Con la explosión de la II Guerra Mundial las mujeres se incorporan a la fuerza de trabajo y se les exige invisibilizar la menstruación haciendo del tampón una opción bastante popular.

Décadas después, Daniela Sierra, una mujer colombiana, en 2011 se encontró con la realidad de la deserción escolar femenina en Uganda producto de la falta de productos higiénicos para la menstruación. Diseñadora industrial de profesión decidió hackear las toallas sanitarias (muy caras y difíciles de encontrar en Uganda) y creó el primer calzón menstrual. Permitiendo que millones de niñas vulnerables alrededor del mundo tengan acceso a un calzón absorbente que les permite estar cómodas y seguras, a bajo costo y sin contaminar.

En marzo del 2021, en plena pandemia, nacen en Chile los calzones menstruales Papaya Bragas, un grupo de mujeres creando y diseñando soluciones innovadoras y de vanguardia que potencien nuestros propios recursos naturales para mejorar el bienestar de las mujeres y las personas menstruantes, desde la conexión con su intimidad y la naturaleza.

Promovemos la fuerza laboral femenina, nos mueven las mujeres y la poderosa red que creamos cuando estamos juntas. Promovemos prácticas y procesos que cuiden el medioambiente. Por eso, trabajamos con proveedores certificados e insumos de primera calidad que aseguren tu bienestar y el del planeta.

¡Visionamos un mundo donde la intimidad femenina sea fuente de celebración! Resignifiquemos la menstruación ¡cómodas, seguras y libres!


Hoy vemos cómo opciones más conscientes con el medio ambiente y que consideran la comodidad e interés femenino tomar más relevancia en el mundo de los productos de menstruación. Adicionalmente se descubren y surgen invenciones que durante años pasaron desapercibidas, abriendo el mundo de la salud menstrual a nuevas y no tan nuevas parafernalias.

Muchas gracias Ximena por esta tremenda investigación!


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